La semana anterior estuve en Manabí, provincia costera, rica en mitos y leyendas, además de lindos paisajes. Y playas.
Manabí, en sí, me trata bien. Tengo una gran ventaja, mi madre es manaba, y tengo años de años de visita continua, y por familiaridades, la estadía casi siempre resulta gratis. Y hacer el viaje se vuelve una necesidad de por lo menos 4 o 5 días seguidos de playa, cuando la bateria personal marca el límite de stress, cansancio y desgaste. Así sin nada más que un vaso de
cerveza, botarse en la playa, y no pensar en nada. Es mi punto de recarga. Como el sol para wall-e. Y así empezó mi reencuentro manaba.
Me reencontré con un paisaje que había olvidado, el de Canoa, cruzando hacia el norte la bahía de Caraquez. Y me reencontré con esa especie de susto de no tener lugar donde quedarse a dormir, por un cambio de planes con los panas de aventura. Me reencontré con los mosquitos, mosquiteros y repelente. Y las picadas. Gracias Fer, Tomi, Leo, Bacha, y, (bueno ya), Diana también, por el viaje entre bosques, historias y por sus ideales, y ñeque. Algún día contaré en este espacio esa visión y ese sueño, cuando se haga realidad.
Luego me reencontré con el viaje a dedo, panga, triciclo y chiva para llegar de Canoa a Crucita la playa que me acoge cada vez que puedo.
Y me reencontré con el sol y la arena y unos días donde no pasaba el tiempo, o mas bien no importaba que pase. sin celular ni internet, solo con mis padres, mi hermana, y mis primas.
Y me reencontré con David Recce, el único ser que conozco que ha cumplido con el sueño que todos (bueno, por lo menos yo y la mayoría de gente que conozco) hemos tenido alguna vez, de botar todo en la ciudad e irse a vivir a la playa, ponerse un bar y encontrar el amor en una mujer guapísima para re-hacer la vida. O para empezar a hacerla mas bien. Y nos encontramos a Pancho, un labrador negro enorme que ataja mejor que su tocayo Pancho Cevallos, el golero de LDU.
Y también me reecontré con el mito de El Justiciero, aquel personaje del que se puede leer una mejor cronica acá. Un vengador citadino que cuida al pueblo y que ahora, asesinado a balazos deja su leyenda.
Lo que se frustró, fue el hacer parapente. Por problemas de tierras la zona de despegue, una loma al borde del mar, le pertenece a un tipo que cobra, y mucha plata por cada despegue, es casi ya un asalto, con salto. Y cuando digo que era un sablazo, era un sablazo al bolsillo. Con tal de decirles que volar 10 minutos en parapente costaba lo mismo que ir de Quito a Guayaquil en avión (en pasaje con promo y todo, pero así resultan las cuentas) ¡Como hizo falta el Justiciero esta vez. Nada, tocará irse a Canoa donde volar te costaba 20 dolar la hora. Y 5 si ya sabes y llevas tu equipo. Pero no tengo equipo. Ni tampoco se volar. Aún.
La próxima tocará hacerle al KiteSurf.
Bueno, regreso a Quito menos pálido, creo que hasta incluso con un bronceado del tipo tímido, cargado de energía, bien descansado, y el corazón a mil. Gracias Manabí.
6 comentarios:
Muy bueno tu blog! Te invito a visitar el mio!
www.legosargentina.blogspot.com
Gracias!
La próxima vámonos por mucho mas tiempooo...!!!
la próxima colenme =P
Q hermosas q son esas tierras pos, y pues yo tan tengo madre de por allá, aunque no parezca jaja
Saludos mi pana ygracias por darte una vuelta por mi post
Cierto no se si ya sepas pero más que seguro a lo sabes, Fito en Noviembre en Quito pana
Polzic, me daré una vuelta.
Lucy, ya pues de una. Unas 2 semanas bajo.
Anacris, de una! te tomo la palabra y no aceptaré excusas.
Tuchis, si ya se ñaño, lo de Fito. igual es un gusto pasar por tu blog.
Publicar un comentario